Power Overwhelming

No se movió, no pestañeó siquiera. La chica se acercó, se quitó el albornoz
despacito, vacilando apoyó la rodilla doblada en el borde de la cama. Él la observó por
debajo de las pestañas casi cerradas, fingiendo que aún dormía. La muchacha se subió
con cuidado al lecho, encima de él, apretándole entre sus muslos. Apoyada en los brazos
abiertos le rozó ligeramente el rostro con unos cabellos que olían a manzanilla. Decidida
y como impaciente, se inclinó, tocó con la punta de sus pechos sus párpados, sus
mejillas, su boca. Él se sonrió, asiéndola por los hombros con un movimiento muy
lento, muy cuidadoso, muy delicado. Ella se irguió, huyendo de sus dedos,
resplandeciente, iluminada, difuminado su brillo en la claridad nebulosa del amanecer.
Él se movió, manteniendo la presión de ambas manos le impedía suavemente cambiar
de posición. Pero ella, con movimientos de caderas muy decididos, le exigió respuesta.